top of page
Buscar

DOS MANERAS DE REZAR: VALJEAN Y JAVERT

Foto del escritor: Santiago MazaSantiago Maza

Álbum: Les Miserables

Música: Claude-Michel Schönberg, Alain Boublil, Herbert Kretzmer

Año: 1980


Valjean y Javert platican con Dios abierta y descaradamente. Lo hacen de forma radicalmente diferente… pero lo interesante es que nacen de un mismo punto de partida.


Valjean roba, lo atrapan y lo perdonan: But remember this, my brother / See in this some higher plan / You must use this precious silver / To become an honest man.


Las palabras del obispo van directo al corazón y recuerdan verdades que también aplican para nosotros. ¡¿Cuántas veces pecamos o al menos dejamos de hacer el bien?! Caemos, nos remuerde la conciencia, vamos a la confesión y nos perdonan… es Jesús el que nos perdona en la confesión y nos dice: but remember this, my brother… es nuestro hermano y nos lo dice con un cariño inmenso: aprovecha esa caída para hacer nuevos propósitos de mejora, para volver a apuntar alto, para agradecer a Dios su misericordia, para pedir por todos los que luchan; aprovecha esa caída… to become an honest man.


Lo que sigue es increíble: By the witness of the martyrs / By the Passion and the Blood / God has raised you out of darkness / I have bought your soul for God! Ríndete ante Dios. Haz un acto de humildad grande y valiente. Escucha y emociónate cuando te dice: eres mío. Dios te ha comprado a un gran precio: toda la sangre de Cristo. La medida de su amor por ti es Su Hijo en la cruz. ¿No te dan ganas de llorar al contemplar la grandeza del amor que Dios te tiene?


Inmediatamente después de ser perdonado, en la soledad de su consciencia, Valjean se pregunta: What have I done… y la oración fluye como un rio que por fin encuentra su cauce: sweet Jesus what have I done. Salen todos los “trapitos” de Valjean, y es buen momento para sacar los nuestros también. Become a thief in the night / Become a dog on the run / Have I fallen so far / And is the hour so late / That nothing remains but the cry of my hate / The cries in the dark that nobody hears / Here where I stand at the turning of the years? ¿Estamos contentos con cómo vivimos nuestros días? ¿Podemos dormir orgullosos de cómo aprovechamos el tiempo cada día? ¿Hemos correspondido a ese amor que Dios nos tiene? ¿Vale la pena seguir teniendo esperanza o es mejor rendirse?


If there's another way to go / I missed it twenty long years ago / My life was a war that could never be won / They gave me a number and murdered Valjean / When they chained me and left me for dead / Just for stealing a mouthful of bread.


Copio aquí casi todo el monólogo —diálogo con Dios— que hace Valjean porque creo que nos sirve para hacer la oración. Quéjate como él, explícale todas tus razones, grítale a gusto cuando haga falta… pero después, especialmente después de la confesión, afloja el corazón:


Yet why did I allow that man / To touch my soul and teach me love? / He treated me like any other / He gave me his trust / He called me brother / My life he claims for God above / Can such things be? / For I had come to hate the world / This world that always hated me…


¡Qué padre es encontrarnos de frente con Jesús! Yet why did I allow that man / To touch my soul and teach me love? Eso mismo pensarían los primeros doce apóstoles… y luego tantos cristianos a lo largo de la historia. ¿Por qué dejé que Jesús tomara posesión de mi alma? San Pedro dejó las redes en un instante, San Pablo las armas, San Francisco su ropa… seguro después harían memoria: ¿por qué dejé entrar a Jesús en mi alma? Y luego lo agradecerían muchísimo: He treated me like any other / He gave me his trust / He called me brother / My life he claims for God above. Jesús viene a enseñarnos el camino del amor y nos trata como hermanos; confía en nosotros y nos recuerda que estamos hechos para amar a Dios… Can such things be? No es nada fácil creérnosla. Take an eye for an eye / Turn your heart into stone / This is all I have lived for / This is all I have known. Eso es lo que todo mundo enseña: defiéndete, que te las pague, la revancha, la venganza, no te dejes engañar, ojo por ojo… ¡y Jesús cambia todo eso! Nosotros pecamos una y mil veces, y Él no nos condena: Instead he offers me my freedom…


A Javert le pasa parecido cuando, después de ser capturado por los revolucionarios, Valjean le perdona la vida: Who is this man? / To have me caught in a trap / And choose to let me go free?


Pero Javert viene de un lugar distinto. Su oración nos recuerda a la oración del fariseo de la que nos cuenta Jesús: “Dos hombres subieron al Templo a orar: uno era fariseo y el otro publicano. El fariseo, quedándose de pie, oraba para sus adentros: «Oh Dios, te doy gracias porque no soy como los demás hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni como ese publicano. Ayuno dos veces por semana, pago el diezmo de todo lo que poseo».”


Javert reza así tal cual: There, out in the darkness / A fugitive running / Fallen from God / Fallen from grace… / He knows his way in the dark / Mine is the way of the Lord / Those who follow the path of the righteous / Shall have their reward. Javert se cree bueno y se erige como juez para condenar a Valjean. ¿No nos pasa eso muchísimas veces? ¿Somos intransigentes con los errores de los demás y barquísimos con los nuestros? La oración de Javert es soberbia, como la del fariseo. ¿Cómo hablamos nosotros con Dios? ¿Nos creemos mejores que los demás? ¿Más buenos, justos, virtuosos, honestos, perfectos? God be my witness / I never shall yield. Es esa la soberbia que lleva a Satanás a entercarse en su negación de Dios. Con Dios como su testigo, le dice: no te serviré. Nunca me rendiré ante ti. ¡Qué miedo que seamos tan soberbios como para no querer postrarnos humildemente ante Dios (que es simplemente la verdad de sabernos criaturas)!


Por eso, cuando Javert es perdonado, entra en crisis. Todo su sistema de valores hecho pedacitos. Entiende la justicia, pero no sabe nada de misericordia. And so it must be / For so it is written / On the doorway to paradise / That those who falter and those who fall / Must pay the price! La soberbia nubla la inteligencia y nos hace incapaces de entender el perdón. Lo experimentamos con demasiada frecuencia —en primera persona— cuando nos enojamos o cuando criticamos… el orgullo y la vanidad nos afectan a todos.


Pues Javert se bloquea: Who is this man? / What sort of devil is he? Hasta confunde el perdón y la misericordia con algo del demonio, así de fuerte es la ceguera que nos causa la soberbia. To have me caught in a trap / And choose to let me go free? (…) Vengeance was his and he gave me back my life! Pausa para meternos en ese personaje: ¡eso es lo que nos hace Jesús! Lo hemos ofendido y mil veces hemos merecido el infierno. Él sí es juez y a Él sí le corresponde administrar justicia. Tú y yo merecemos castigo por nuestras culpas. En cambio, Jesús nos perdona con la única condición de aceptar su perdón. Pide un mínimo de aceptación, de correspondencia, de amor… y para ese mínimo se necesita ser humildes: reconocernos pecadores. Javert, como el fariseo de la parábola, no lo acepta: Damned if I'll live in the debt of a thief / Damned if I'll yield at the end of the chase / I am the Law and the Law is not mocked / I'll spit his pity right back in his face…


No podemos leer eso sin acordarnos de cómo escupen los soldados a Cristo el día de su pasión. Jesús viene a traer un mensaje de amor… y tú y yo lo agarramos a palos. Hemos sido parte de esa flagelación y crucifixión. Hemos negado a Cristo con San Pedro y lo hemos traicionado como Judas.


How can I now allow this man / To hold dominion over me? ¡Déjalo que tome posesión de ti! He gave me my life / He gave me freedom / I should have perished by his hand / It was his right / I was my right to die as well / Instead I live… but live in hell. Ese momento es clave. De eso se trata toda nuestra existencia. ¿Aceptamos que Jesús tome dominio sobre nosotros o no? El que sí: bienvenido al cielo, eso es el cielo. El que no… I live in hell.


Antes de suicidarse Javert —y quizá le pasó lo mismo a Judas—, tiene unos momentos de duda: And my thoughts fly apart / Can this man be believed? / Shall his sins be forgiven? / Shall his crimes be reprieved? / And must I now begin to doubt / Who never doubted all those years? / My heart is stone and still it trembles… Escucha a Dios tocando en tu corazón de piedra. Deja que tome posesión de él. No tengas miedo de dejarlo todo por seguirlo de cerca. Cree en su palabra —tus pecados son perdonados— y descansa!


Que terrible descripción del infierno sigue en el monólogo de Javert (ahora sí monólogo, porque ha sacado a Dios de la conversación): The world I have known is lost in shadow / Is he from heaven or from hell? / I am reaching but I fall / And the stars are black and cold / As I stare into the void / Of a world that cannot hold / I'll escape now from that world… / There is nowhere I can turn / There is now way to go on...


Esa es la desesperación total y el suicidio no solo no es la solución, sino que es la “eternización” de ese momento. El infierno es estar eternamente queriendo huir de Dios y de uno mismo, vivir en ese vacío frío y obscuro, que es la ausencia de Dios.

El final de Judas y de Javert es el mismo y es trágico. Valjean y San Pedro nos ofrecen la mejor alternativa.


Después de negar a Jesús, Pedro no se desespera. Llora amargamente, pero confía en el perdón de su amigo y maestro. Quizá sintió parecido a lo que describe Valjean después de ser perdonado por el obispo:


I feel my shame inside me like a knife / He told me that I have a soul / How does he know? / What spirit comes to move my life? / Is there another way to go?


La misma crisis… ¡pero claro que hay una salida! I am reaching, but I fall / And the night is closing in / As I stare into the void / To the whirlpool of my sin / I'll escape now from that world / Another story must begin!

¡Y esperemos que esa sea nuestra historia! La de aceptar nuestros errores y aceptar el perdón de Dios. La de la humildad y la del amor en serio. Es la oración del publicano, que Jesús nos propone como ejemplo: “Pero el publicano, quedándose lejos, ni siquiera se atrevía a levantar los ojos al cielo, sino que se golpeaba el pecho diciendo: «Oh Dios, ten compasión de mí, que soy un pecador». Les digo que éste bajó justificado a su casa, y aquél no. Porque todo el que se ensalza será humillado, y todo el que se humilla será ensalzado.” (Lucas 18, 9-14)

 
 
 

Entradas recientes

Ver todo

Comments


  • Facebook
  • Twitter
  • LinkedIn

©2020 por Hablando de Dios con canciones. Creada con Wix.com

bottom of page