Álbum: Coincidir
Música: Alberto Escobar y Raúl Rodríguez
Año: 1995
Soy vecino de este mundo por un rato y hoy coincide que también tú estás aquí. Coincidencias tan extrañas de la vida: tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio… y coincidir.
Coincidencias tan extrañas de la vida… y me dan ganas de hablar de la Santa Misa, que es la mayor coincidencia de la historia de la humanidad: tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio… y coincidir.
Todos los seres espirituales estamos llamados a coincidir en el Cielo, después de nuestro paso por la Tierra. Dios nos ha creado para coincidir con Él y —unidos a Él— con todos los demás. El Cielo es la gran fiesta y esta vida solo un instante… Si la vida se sostiene por instantes y un instante es el momento de existir. Si tu vida es otro instante, no comprendo: tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio… y coincidir. ¡Qué locura va a ser el Cielo!
Nuestra vida presente es solo un instante en comparación con la futura a la que estamos invitados por Dios. Y este instante es clave para decidir el modo de vivir esa eternidad. O estamos con Él… o estamos sin Él. O “coincidimos” o nos aislamos. Qué chiquito es un instante en comparación con la eternidad, menos que un segundo en comparación con cien años. Y sin embargo, ¡qué importante!
No me gusta que la gente diga que esta vida no importa, que la que importa es la que sigue. Si la que sigue depende de esta, entonces ¡esta importa más! La próxima será mejor, pero esta es clave. Sin vivir bien este instante, no disfrutaremos de la felicidad eterna que Dios nos promete.
Y aquí entra la Santa Misa. La “coincidencia” más grande de seres espirituales —estoy contando ángeles y criaturas que quizá ni imaginemos que existen— será al fin de los tiempos. Pero en esta vida tenemos una ventana de acceso, un preview o trailer, una probadita de Cielo: la Santa Misa.
¡Qué tontos somos cuando no la aprovechamos suficiente! Nos aburre, nos dormimos, nos distraemos… y es un adelanto del Cielo.
En la Misa coincidimos todos: ángeles y humanos; del pasado, del presente y del futuro; de todos los países, colores y sabores. Tus abuelos y tus nietos; tus amigos que viven lejos y tu familia cercana; el Papa y todos los Papas de la historia; patriarcas y profetas; santos de todos los tamaños. Toda la Iglesia coincide: los de la tierra, los del purgatorio y los del cielo… Tantos siglos, tantos mundos, tanto espacio… ¡y coincidir!
Todas las Misas de la historia se unen a ese sacrificio único de Cristo en la cruz. Es como si se abriera un portal que viaja a través del tiempo y del espacio que nos permite unirnos a la primera y única Misa. Y por Él, con Él y en Él… a ti Dios Padre omnipotente, en la unidad del Espíritu Santo, todo honor y toda gloria por los siglos de los siglos. Amén. ¿Te suena familiar?
Por eso la Misa es tan importante. Es nuestro portal de acceso al Padre y a la eternidad junto a Él. Es el modo de identificarnos y unirnos a Jesucristo. Es el invento de Dios para formar una unidad —en el Espíritu Santo— entre todos sus hijos. La Misa es la gran coincidencia… ¿ves cuánto pierdes si no vas a Misa?
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