Álbum: Ayer Soñé
Música: Chava Salazar
Año: 2017

Ayer soñé que me decías / que me querías / qué tonterías he llegado a imaginar.
¿Qué sueños tienes tú? ¿Sueñas con una vida feliz, una pareja, amigos, dinero, viajes? ¿Cuáles son tus grandes sueños en la vida? ¿Qué es eso que te mueve a vivir con ilusión?
He soñado que brinco de un edificio y vuelo / que me hago viejo, que se me cae el pelo / que a mi tequila nunca se le acaba el hielo (...) / A veces me persigue un asesino / y a mí me dicen el correcaminos / he llegado a ser amigo del presidente / soy un artista famoso independiente / mis canciones las canta toda la gente...
Parecen absurdos todos esos sueños... y sin embargo, ninguno es tan absurdo como la realidad que nos ha tocado vivir y conocer! ¡Tonterías es decir poco! Nunca se nos hubiera ocurrido soñar que Dios estuviera enamorado de nosotros... de todos nosotros.
Ayer soñé que me decías / que me querías / qué tonterías he llegado a imaginar.
Esa es la locura más grande. Y tiene consecuencias también inimaginables: Dios, en su locura de amor, ¡se hace hombre! Jesús deja la “comodidad” de la casa de su Padre para vivir en un pueblo entre personas como tú y cómo yo. No solo eso, muere en la cruz para hacernos un espacio en esa casa del Padre a la que regresa. Se hace hombre para enseñarnos el camino... así de loco –así de enamorado– está.
¿Qué más quieres soñar...? ¿Qué más te atreverías a soñar?
He montado a un dinosaurio / he encontrado a Nemo perdido en un acuario / he salvado a la princesa junto a Mario / y volado en el halcón milenario... Pero ni de lejos soñé ¡encontrarme a Jesús en el sagrario!
A nadie se le hubiera ocurrido: hacerse pan para quedarse más cerca y en todos los rincones del mundo. Esperarnos en esa cajita todos los días con mucha ilusión. Y luego, una vez al día, su paseo: un viaje al corazón de todos los que quieran comulgar. Jesús quiere que te lo comas... y te espera todos los días. ¿No te dan ganas de ir a su encuentro? ¿No te dan ganas de ir más seguido?
Una vez yo fui mariachi, marinero / espadachín, domador y carpintero... Imagina los sueños de José... y cómo Dios les dio la vuelta. Soñaba con ser carpintero y con casarse con María (eso sí está muy padre), ¡pero ni de lejos soñó ser padre de Jesús! Ser el padre adoptivo de Dios. ¿Te imaginas eso? Pues así es Dios y por eso esa frase es tan bonita: soñad y os quedaréis cortos. Tú sueña y sueña alto, y luego ilusiónate con lo que vendrá si correspondes, pues Dios superará todas tus expectativas.
Quizá Dios no ha pensado en que seas papá de Jesús, ni carpintero en Israel... pero para todos tiene un plan y una misión. Tú sueña con lo que quieras, pero date cuenta de que Dios, ¡soñó contigo! Dios sueña contigo todavía. Con la misión que tienes que llevar a cabo en este mundo y con el mucho potencial que ha puesto en tu corazón. Con la felicidad y alegría que puedes experimentar y con el bien que puedes hacer a tantas personas que te rodean. Dios sueña con tu fidelidad y tu perseverancia. Dios se ilusiona con la idea de escuchar tu sí.
Cuando te animes a soñar en grande, verás que todas las cosas palidecen en comparación con vivir una vida cerca de Dios. Que todas las metas se quedan cortísimas si las comparas con la misión de ser protagonista en la salvación de las almas. Y qué lo único importante es saber que Dios nos quiere siempre. Que el no falla y nunca nos abandona. Que no se rinde cuando nosotros fallamos. Que nos espera. ¡Qué te quiere con locura!
En mis sueños siempre hay cielo azul / y no me faltas tú / ayer soñé que me decías / que me querías / qué tonterías he llegado a imaginar / y tonterías es decir poco / pues poco a poco / me vuelvo loco de tanto soñar.
Si esa idea se graba en nuestra cabeza (la de un Dios que está a enamorado de nosotros), poco a poco iremos enloqueciendo también nosotros. Gracias a que Dios “enloqueció”, podemos enloquecer también nosotros. Nuestro amor es correspondencia a su locura... y es que saber que Dios nos quiere tanto, es para volverse locos. ¡Ojalá! Ojalá cultivemos un corazón que quiera con locura; un corazón capaz de olvidarse de sí mismo para entregarse a los demás; capaz de querer a Dios sobre todas las cosas; capaz de querer a todas las personas; capaz de soñar con metas grandes e ideales magnánimos... todo fruto de sabernos muy queridos por Dios.
Ayer soñé que me querías.
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