Álbum: Si tú me miras
Música: Alejandro Sanz
Año: 1993
Qué fácil decir te quiero cuando estamos solos / Lo difícil es hacerlo cuando escuchan todos...
¿No nos pasa esto a todos? En el oratorio, luces medio apagadas y velas prendidas; Jesús expuesto en una custodia dorada. ¡Qué fácil decir te quiero!
Es increíble estar en silencio frente a Jesús. Intentamos hablar y escuchar. A veces sale y a veces no tanto. Pero Jesús está ahí y nos mira con muchísimo cariño. Se divierte viendo nuestros intentos y nuestros cabeceos cuando el sueño va ganando. Y si le damos chance, nos enseña a hacer oración: Si tú me miras, si tú me miras / Te enseñaré a decir te quiero, sin hablar.
Sin hablar. Tú lo miras y Él te mira. Lo contemplas y te sabes contemplado por Él. Jesús no siempre habla fuerte y claro, a veces prefiere hablar quedito o quedarse callado... pero siempre está ahí esperando para vernos. Siempre le da ilusión ver cuando entramos a saludarlo y hacemos una genuflexión bien hecha. ¡Está escondido en ese sagrario esperándote con ansias!
La locura de quererte como un fugitivo / Me ha llevado a la distancia donde me he escondido.
Nos quiere con locura y escondido en el sagrario nos espera. Y nos la pone muy fácil: Si tú me miras, si tú me miras. ¡No quites tus ojos de Cristo! Ve sus clavos y su corona de espinas. Ve el amor que te tiene. Así, aunque a veces nos cueste y queramos renunciar o aunque caigamos a pesar de nuestros esfuerzos... ya verás / Que son más grandes nuestras ganas de luchar. Dios nos dará la fuerza para luchar.
Dios tiene muchas ganas de ayudarnos a ser mejores, a ser santos. Pero espera en silencio, como el amante perseguido / que tiene que esconder su voz. Dios no habla como nosotros. Tenemos que entrar en sintonía con su lenguaje divino. Es como aprender un nuevo idioma, y este idioma vale mucho la pena.
Palabras de un lenguaje nuevo que he construido / Cuando decidas aprenderlo, no habrá silencio / No te hará falta usar la voz para romperlo / Si tú me miras me hablarás / Si tú me miras... me amarás.
¡Cuánto se avanza solo con la mirada!
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